El sueño es una necesidad básica para el desarrollo y la salud de los bebés, pero también es uno de los mayores desafíos a los que se enfrentan los padres y madres primerizos. ¿Cómo conseguir que el bebé duerma bien y durante más tiempo? ¿Qué hacer si el bebé se despierta con frecuencia o tiene dificultades para conciliar el sueño? ¿Cómo establecer una rutina de sueño adecuada para el bebé y para la familia? En este post te vamos a dar algunos consejos prácticos y efectivos para ayudar a dormir a tu bebé.
La importancia del sueño para el bebé
El sueño es fundamental para el crecimiento, el desarrollo y el bienestar del bebé. Durante el sueño, el bebé procesa la información que ha recibido durante el día, consolida su memoria, fortalece su sistema inmunitario, regula sus hormonas, recupera su energía y relaja su cuerpo y su mente. El sueño también influye en el estado de ánimo, el comportamiento, el aprendizaje y la salud del bebé.
Los bebés recién nacidos duermen entre 16 y 20 horas al día, repartidas en varios ciclos de sueño de una o dos horas. A medida que el bebé crece, sus ciclos de sueño se alargan y se sincronizan con el ritmo circadiano, es decir, el ciclo de luz y oscuridad que regula el sueño y la vigilia. A los 6 meses, la mayoría de los bebés duermen entre 10 y 12 horas por la noche, y hacen dos o tres siestas durante el día. A los 12 meses, los bebés duermen unas 11 horas por la noche, y hacen una o dos siestas durante el día1.
Los consejos para ayudar a dormir al bebé
Cada bebé es diferente, y tiene sus propias necesidades y preferencias de sueño. Sin embargo, hay algunas pautas generales que pueden ayudar a que el bebé duerma mejor y más tiempo, y que los padres y madres puedan descansar también. Estos son algunos consejos que puedes seguir:
- Crea un ambiente propicio para el sueño. Asegúrate de que la habitación del bebé tenga una temperatura agradable (entre 18 y 22 ºC), una buena ventilación, una iluminación tenue y un nivel de ruido bajo. Evita colocar objetos que puedan distraer, estimular o molestar al bebé, como juguetes, móviles, luces o sonidos. Elige un colchón firme, una sábana ajustable y una manta ligera, y evita el uso de almohadas, cojines, edredones o peluches, que pueden aumentar el riesgo de asfixia o de síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL)2.
- Establece una rutina de sueño. Intenta seguir un horario regular para acostar y levantar al bebé, adaptado a su edad y a su ritmo. Crea una serie de hábitos que le ayuden a relajarse y a prepararse para dormir, como bañarlo, ponerle el pijama, darle el pecho o el biberón, leerle un cuento, cantarle una nana o darle un beso de buenas noches. Repite estos hábitos cada día, en el mismo orden y a la misma hora, para que el bebé los asocie con el sueño y se sienta seguro y tranquilo3.
- Respeta las señales de sueño del bebé. Observa a tu bebé y aprende a reconocer las señales que te indica que tiene sueño, como frotarse los ojos, bostezar, llorar, irritarse o perder el interés por lo que le rodea. Intenta acostar al bebé cuando veas estas señales, antes de que se sobreestimule o se agote. Si esperas demasiado, el bebé puede tener más dificultades para dormirse o puede despertarse con más frecuencia4.
- Acuesta al bebé cuando esté somnoliento, pero no dormido. Deja que el bebé se duerma por sí mismo, sin mecerlo, arrullarlo o cantarle. De esta forma, el bebé aprenderá a dormirse solo, sin depender de ti o de otros estímulos externos. Si el bebé se despierta durante la noche, podrá volver a dormirse sin necesidad de que intervengas. Si el bebé llora o se inquieta, espera unos minutos antes de ir a verlo, y comprueba si necesita algo o si se puede calmar solo5.
- Evita las interrupciones innecesarias. No despiertes al bebé para cambiarle el pañal, darle de comer o jugar con él, a menos que sea necesario. Si el bebé se despierta por sí mismo, intenta no encender la luz, no hacer ruido, no hablarle ni mirarle demasiado, para que no se active y se desvele. Limítate a comprobar que el bebé está bien, y a ofrecerle lo que necesite, como el pecho, el biberón, el chupete o una caricia. Si el bebé no necesita nada, déjalo tranquilo y vuelve a tu cama.